Hollywood pierde a Blake Edwards - El director de 'Desayuno con diamantes', fallece a los 88 años
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS - Madrid - 17/12/2010
Blake Edwards era uno de esos genuinos hombres de Hollywood
que convivían con igual deportividad y saludable sonrisa con los éxitos
más rotundos que con los sonoros fracasos. Saboreó los dos extremos de
una industria que conocía al dedillo porque se crió correteando de
estudio en estudio a los pies de su padre, un pionero de Hollywood, J.
Gordon Edwards, que había llegado con su familia a principios de los
años veinte desde Tulsa para probar suerte en la nueva tierra prometida.
Él achacaba a la comedia, el género por el que Edwards pasará a la
historia del cine, el poder de mantener su salud mental en un mundo tan
disparatado como el que describió en una de sus mejores y más corrosivas
películas: El guateque (1968), en la que hizo gala no solo de su
don para el chiste fácil sino también para una mordaz crueldad gracias a
ese patético, torpe y entrañable personaje interpretado por un
explosivo Peter Sellers, actor al que dirigió en su serie de La pantera rosa
y con quien mantuvo una relación de amor-odio que rozaba lo patológico.
"No, Peter no era un excéntrico. Oía voces, hablaba con Dios, tenía
conversaciones diarias con su madre, que estaba muerta. Eso es locura",
señaló en una ocasión Edwards sobre el actor británico.
Si Sellers fue la histriónica máscara de sus mejores comedias, Audrey Hepburn fue el dulce rostro de su gran comedia romántica: Desayuno con diamantes (1961).
Basada en la obra de Truman Capote, Edwards dulcificó el triste relato
de aquella chica que se curaba de los malos días (los rojos, que en
relato de Capote eran casi todos) fantaseando de madrugada frente al
escaparate de la joyería Tiffany's. Si las piernas de Marilyn Monroe
abiertas de par en par a las tripas del metro de Manhattan forman parte
de la iconografía del cine, el melancólico arranque de Desayuno con diamantes en una despoblada Quinta Avenida, también.
Edwards llevó a su propio terreno un género que bebía tanto del slapstic
como de Preston Sturges o Leo McCarey y que él consideraba
infravalorado artísticamente (sólo logró un Oscar honorífico en 2004 y
una candidatura al mejor guión en 1981 por Victor/Victoria).
Sus primerizas incursiones en el drama (Días de vino y rosas) o en el thriller (Chantaje contra una mujer), como
Darling Lili o La carrera del siglo, una película difícil de olvidar
(gracias a Peter Falk y Jack Lemmon) pero que fue un fiasco económico.
se vieron eclipsadas por la gabardinas del inspector Clouseau y el
solitario gato de Holly Golightly. Aunque esos personajes lastraran su
carrera también le salvaron del chaparrón de millonarios fracasos
Edwards,
que fue actor en sus primeros años, se acabó casando en 1969 con su
musa: la actriz Julie Andrews, cuya bondadosa sonrisa le acompañó hasta
ayer mismo.
Breve filmografía
Desayuno con diamantes (1961).
Días de vino y rosas (1962).
La Pantera Rosa (1963).
La carrera del siglo
(1965).
El guateque (1968).
10. La mujer perfecta
(1979).
Víctor o Victoria (1982).
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