Una relación de amor y odio con Estados Unidos llevó al grupo irlandés a
crear uno de los álbumes de rock más importantes de la historia de la música
JAVIER AJA (EFE) Dublín 08/03/2012
Una relación
de amor y odio con Estados Unidos llevó al grupo irlandés U2 a crear uno de
los álbumes de rock más importantes de la historia de la música, The
Joshua Tree, un trabajo que 25 años después sigue fascinando al público.
En tono
profético, la prestigiosa revista musical británica NME ya lo avisó antes de
que el 9 de marzo de 1987 saliera a la venta el quinto disco de estudio
de una banda formada por cuatro dublineses veinteañeros.
"The
Joshua Tree será el mejor y más valiente álbum de todos los que
aparecerán este año", predijo la publicación sobre un disco que lanzó al
estrellato a U2 con temas como With or without you , Where the streets have no name
y I still haven't
found what I'm looking for , todo un himno para una generación.
Solo un mes
después del lanzamiento, Bono
(Paul Hewson), The Edge
(David Evans), Adam Clayton
y Larry Mullen
eran portada de la revista Time
, compartiendo primera plana con otro icono de la época, el expresidente
soviético Mijaíl Gorbachov.
The Joshua Tree iba a
llamarse Las dos Américas en referencia no solo a la diferencias que separaban
al norte y sur de aquel Continente, sino a las que se daban en el país del
dólar, donde viven más de 30 millones de descendientes de irlandeses.
A Bono,
cantante y letrista de U2, le influyeron las lecturas de escritores como Norman
Mailer, Flannery O'Connor o Raymond Carver y los sonidos y mensajes
reivindicativos de músicos como Bob Dylan, Bruce Sprinsgteen o Lou Reed.
Así lo
recuerda el periodista irlandés Niall Stokes, fundador de la influyente revista
dublinesa Hotpress, biblia de las publicaciones musicales de este país y, en
gran medida, responsable del empujón que toda banda necesita en sus inicios.
El sueño
americano
En su libro
"En el corazón: Las historias detrás de cada canción de U2",
Stokes decía que The Joshua Tree retrataba a aquellos que se encontraban
en la "marginalidad", desconectados del "sueño americano".
Aún así, EE.
UU. y, sobre todo, sus espacios abiertos, seguían ejerciendo sobre el
grupo una influencia casi espiritual, como quedó plasmado en las fotografías en
blanco y negro de Anton Corbijn para la portada de El Árbol de Josué,
parte ya de la iconografía del mundo del rock.
Los
viajes de Bono a Centroamérica y África en esa época acabaron por
convencerle de que el colonialismo británico en Irlanda del Norte, que había
denunciado con el mítico tema Sunday Bloody Sunday, había sido
sustituido por la "peligrosa" política exterior estadounidense.
Los
bombardeos en El Salvador o la represión en Chile le llevaron a escribir para
este disco Mothers of the Disappeared ("Las madres de los
desaparecidos"), un sobrecogedor tema que reflexiona sobre los horrores
provocados por la dictadura del general Augusto Pinochet con permiso de
Washington. Al despertar político y social de U2 en este álbum también
le acompañó uno musical, empresarial y hasta estético.
La guitarra
de The Edge
Después de
experimentar con su anterior trabajo, The
Unforgettable Fire (1984), el grupo volvió a componer estructuras
musicales más convencionales y decidieron, además, beber de otras fuentes, como
el blues o el folk irlandés y estadounidense.
De la
velocidad del punk de sus inicios también se pasó a otro ritmo más melódico
y sutil, sobre el que influyó especialmente la guitarra de The Edge,
creador del característico sonido con el que se identifica hoy en día a U2.
Luego llegarían otros trabajos como Achtung Baby, que el año pasado
cumplió su 20 aniversario.
Producido
por Daniel Lanois y Brian Eno, habituales colaboradores de U2, The
Josua Tree introduce bases de piano con rastros de folk, como en el tema Running
to Stand Still, mientras la armónica de Bono impregna de blues la canción Trip
Through Your Wires.
"La
gente siempre dice que U2 es la banda 'underground' más grande del mundo.
Supongo que es verdad, pero esto está empezando a cambiar", advirtió en
1987 su representante, Paul McGuinness.
Y cambió.
U2, por ejemplo, llegó a contratar una estilista para actualizar su
imagen de cara a la exitosa gira de The Joshua Tree, Lola Cashman, a
quien llevó a los tribunales en 2005 para obligarla a devolver varias prendas
que Bono vistió durante aquel tour, entre ellas unos pantalones negros y un
sombrero "Stetson" que el cantante calificó de "icónico".
Desde
The Joshua Tree la banda y McGuinness han sido dueños absolutos de una
máquina de generar dinero y de una plataforma que sigue sirviendo a Bono para
tratar de salvar al mundo.
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