Tereixa Constenla 21/02/2012
A la Historia se puede llegar por autopistas,
caminos zigzagueantes o corriendo campo a través. Enrique Moradiellos (Oviedo,
1961) ha elegido las vías rápidas, incisiones directas en el territorio, para
contar los acontecimientos más esenciales de la Historia Contemporánea. El
atajo que ha elegido es el de los documentos, entendidos en el amplio espectro
del historiador, para quien tanto un texto como un mapa, una ilustración o un
gráfico son documentos, hitos de partida para explorar la realidad.
“Servirse de un documento singular como punto de apoyo para el examen de su
contexto histórico envolvente enfatiza el carácter de labor intelectual de
interpretación humana, falible y perfectible, pero también lógica y
demostrativa, que tiene la disciplina científico-humanística o
científico-social de la Historia”, plantea el catedrático de Historia en la
introducción de La historia
contemporánea en sus documentos, publicado por RBA.
Desde la Revolución francesa hacia acá, la
acumulación de revoluciones, transformaciones, conflictos, cambios tecnológicos
e ideologías rupturistas ha sido trepidante y constante. Pero, avisa
Moradiellos, el mundo es más o menos el mismo: “El mundo que nació a finales
del siglo XVIII fue conformando unas condiciones vitales de existencia que
siguen siendo, básicamente a pesar de cambios y avatares varios, las mismas que
disfrutamos todavía hoy en gran medida y proporción”.
¿Qué valor puede tener una obra semejante, poco
común en la historiografía española? La respuesta que da Moradiellos es la
siguiente: “Un valor educativo y formativo bien importante para estos tiempos y
sociedades de vertiginoso cambio tecnológico y creciente desmemoria u olvido de
la historia precedente”.
Los documentos sirven de catapulta hacia los grandes
acontecimientos de la historia contemporánea: la Revolución Industrial, la
Revolución Francesa, el nacimiento de Estados Unidos, la Guerra de la
Independencia española, la Guerra de Secesión norteamericana, la Primera Guerra
Mundial, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial o el
desmoronamiento del bloque soviético. Pero también hacia fenómenos sociales e
ideológicos que han transformado el mundo desde entonces: el feminismo se
explica a partir de la declaración de
Seneca Falls (1848), el darwinismo a partir de una caricatura
publicada en una revista de Londres donde se dibuja al científico con rasgos
simiescos (1874) o el marxismo a partir del prefacio del libro Contribución a
la crítica de la economía política (1859).
Y se cuenta la revolución
bolchevique y el nacimiento del comunismo a partir de dos fotografías que ya
pertenecen a la historia de la fotografía manipulada. Se corresponden con la
famosa imagen de Lenin pronunciando un discurso en la plaza del Teatro Bolshoi
de Moscú, escoltado por Trotsky en las escaleras, y la instantánea retocada y
manipulada durante el mandato de Stalin en la que literalmente se ha borrado a
Trotsky de la fotografía. También el vacío es un documento.
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