La retribución de las mujeres es un 22%, de media, menor
que la de los hombres.
Las altas tasas de desempleo reducen la grieta pero no
acaban con la discriminación.
Sigue habiendo más mujeres en los puestos más bajos.
Los complementos salariales y el modo de contrato
incrementan las diferencias entre sexos.
Las mujeres más formadas soportan más desigualdad
retributiva.
MARÍA R.
SAHUQUILLO Madrid 22 FEB 2012
La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo grande. La
retribución que ellas reciben es, de media, un 22% menor. O de manera más
gráfica: ganan, de media, 5.500 euros menos; y para cobrar lo mismo deberían
trabajar 80 días más al año. Las retribuciones complementarias (pluses,
beneficios…), que los hombres perciben en mayor medida, la mayor concentración
de las mujeres en los empleos con salarios más bajos y en contratos de jornada
reducida ahondan estas desigualdades. La grieta entre las retribuciones de unos
y otros –uno de los indicativos más claros de la discriminación-- se ha reducido
en los últimos años. En 2006 la diferencia era de un 26,3%; un 4,3% mayor que
en 2009 (último año del que hay datos) según muestra un informe de UGT
hecho público hoy que analiza las cifras del INE. La reducción, sin embargo, no se debe a que
las condiciones de ellas hayan mejorado sino a que las de los hombres han
empeorado. El desempleo masculino –que creció al ritmo que se
desinflaba la burbuja inmobiliaria—y la reducción de los salarios más altos
empequeñecen la brecha pero no terminan con la desigualdad.
“Somos más mujeres en el mercado
laboral, pero no por ello, en términos retributivos, somos más iguales. La
discriminación sigue siendo patente y se mantiene”, ha dicho Almudena Fontecha,
secretaria de Igualdad de UGT, que ha recordado que los datos de 2008 --cuando
la diferencia era de 21,9%-- y de 2009 a penas han variado.El 15,2% de las
mujeres tuvieron salarios menores o iguales al Salario Mínimo Interprofesional
(SMI), frente al 5,6% de los hombres. Por el contrario, el 9,81% de los hombres
recibieron ingresos cinco veces superiores al SMI frente al solo 4,77% de las
mujeres que alcanzaron estos ingresos. La repercusión de esa discriminación
afecta no solo al presente, también al futuro de las trabajadoras. A menor
retribución, menor prestación por desempleo y menor pensión.
Más discriminación arriba
A ellas les cuesta más llegar arriba, pero cuando lo hacen tampoco reciben
la misma retribución. “A trabajos de igual valor, es decir que aunque se
denominen de manera diferente requieran las mismas capacidades y supongan
funciones similares, las mujeres no reciben la misma retribución. Los hombres
se benefician más de complementos, pluses y otros beneficios”, explica
Fontecha. Complementos como el de la disponibilidad total, que suponen un
incremento de la retribución y que reciben en mucha mayor medida los hombres. Y
ese patrón, aunque afecta más a las categorías profesionales más altas –en la
gerencia de las empresas de menos de diez trabajadores la brecha es del 42,3%-,
se repite en todos los escalones.
Y la formación y la educación, contrariamente a lo que se piensa, no acaban con la
discriminación. La grieta salarial entre hombres y mujeres crece a
medida que aumenta la cualificación de los empleos. En las profesiones que
exigen una titulación de segundo y tercer ciclo universitario, la diferencia es
del 16,8%. “No se está contratando a los mejores trabajadores, porque
actualmente las mujeres tienen más formación que los hombres”, critica
Fontecha. “Cómo es posible que en España se esté desaprovechando de esa manera
su talento y su formación?, se pregunta.
En los puestos de menor cualificación las diferencias son menores.
Pero los salarios también. “A mayor concentración de mujeres los salarios son
más bajos. Allí donde los trabajos están más feminizados, ambos cobran menos”,
apunta la secretaria de Igualdad de UGT. En la Administración Pública, donde
los criterios de ingreso son más transparentes, la desigualdad es mucho menor.
Unión Europea
El país con menor desigualdad salarial es Eslovenia
Si se analizan los datos de la Unión Europea, recogidos por Eurostat, la
brecha salarial en España es de un 16%, un 1% por debajo de la media europea.
Una discriminación común a todos los Estados miembros que es
"intolerable", según la Comisión
Europea que ya hace dos años anunció que tomaría medidas para frenarla.
El baremo que se usa en ese estudio, sin embargo, es distinto, ya que tiene en
cuenta el salario por hora bruto en las empresas de más de 10 trabajadores.
Según este cálculo los países con mayor brecha salarial son Alemania, Austria y
República Checa, todos por encima del 23%. Un porcentaje que se podría explicar
con la extensión de los trabajos a tiempo parcial o jornadas reducidas en estos
países. El país con menor desigualdad entre retribuciones es Eslovenia, un
Estado donde el salario mínimo es muy alto.
Reforma laboral
Juan Manuel
Moreno, secretario de Estado de Igualdad, reconoció el martes que
esa desigualdad supone un “lastre” para el desarrollo competitivo de España.
“¿Qué sentido tiene que una de las partes de nuestro sector poblacional más
productiva, más preparada y capacitada tenga menos capacidad salarial y menos
capacidad de promoción? Eso constituye un lastre para nuestro desarrollo
económico ", dijo. Sus palabras, sin embargo, no acompañan, según los
sindicatos, a las políticas llevadas a cabo por el Gobierno para fomentar el
empleo femenino ni para acabar con la brecha salarial.
Para UGT, la reforma laboral poco ayuda a eliminar la
desigualdad. “Solo agrava la situación porque promueve, al fomentar entre otras
cosas trabajos a tiempo parcial, la desigualdad retributiva”, opina Fontecha.
“De una forma indirecta, el Gobierno le ha dado una patada a la ley de igualdad
que prevé medidas y planes para fomentar el empleo femenino. El posibilitar que
los empresarios se puedan descolgar de lo pactado y cambiar las condiciones
laborales perjudica enormemente a las mujeres”, argumenta Fontecha, que
recuerda que muchas de las medidas dirigidas a acabar con el desempleo han ido
dirigidas, además, a sectores mayoritariamente masculinos.
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