El Estado hebreo declara parques nacionales en barrios palestinos en
Jerusalén para expulsar a la población árabe y no pagar indemnización
ANA CÁRDENES (EFE) / PÚBLICO.ES Jerusalén 29/02/2012
La política
de acoso y expulsión de la población palestina llevada a cabo por Israel en su
territorio es cada vez más intensa. Hace poco, veíamos como las comunidades
beduinas eran desalojadas para
llevarlas a vertederos, destruían
plantas solares y viviendas
sociales pagadas por España. Ahora, la nueva estrategia es utilizar
la declaración de parques nacionales en Jerusalén para hacerse con el control
de los terrenos palestinos y estrangular el crecimiento de la población,
según han denunciado varias ONG israelíes.
Pese a su
apariencia de política verde y de respeto al medioambiente, la declaración de
parques nacionales puede ser un arma de doble filo en la parte oriental de
Jerusalén, un territorio ocupado por Israel en 1967 y que el Estado judío se
apropió en 1980 con una anexión no reconocida por la comunidad internacional.
"Es un
hecho conocido que el Estado explota los procesos de planificación urbana
para cumplir una agenda política centrada en la tenencia judía de la
tierra", explica Sari Kronish, de la ONG Bimkom - Planificadores por los
Derechos Humanos. Según esta organización, las normas para preservación de la
naturaleza y el paisaje también sirven "en muchos casos" a las
autoridades para "incautar tierra y judaizar el territorio".
Es el caso
de los parques nacionales declarados o en proceso de ser declarados en
Jerusalén Oriental que ocupan, según Bimkom, "todos los espacios abiertos
que quedan".
"Los
palestinos no podrán hacer ni un nuevo barrio, no les quedará ningún espacio
para crecer", asegura Kronish, para quien esta estrategia tiene como
objeto final "obligar a esa población a irse" de lo que Israel
considera la "capital eterna e indivisible del Estado judío".
La
declaración de amplias zonas como parques nacionales tiene, además, importantes
consecuencias legales, como que las autoridades no tengan que expropiar las
tierras y, por tanto, no deban pagar indemnización a sus propietarios, y
que el lugar pase a ser gestionado por la Autoridad de Parques de Israel, lo
que hace que la Alcaldía no se responsabilice de las necesidades de los
residentes.
La ONG Ir
Amim está de acuerdo en que la designación de parques nacionales
"incrementa el control israelí" y "restringe enormemente el
desarrollo futuro de los palestinos designando las zonas reservadas para su
crecimiento como zonas verdes", una política que, advierte, "amenaza
con transformar un conflicto resoluble en una confrontación irresoluble y
peligrosa".
En Ir Amim
señalan que la planificación de esas zonas "busca crear una continuidad
territorial entre los sitios históricos judíos y colonias estratégicas
alrededor de Jerusalén", lo que dificultará que algún día esas áreas
formen parte del futuro Estado independiente palestino.
Los parques
nacionales existentes y planificados en la parte árabe de Jerusalén ocupan un
total de 270 hectáreas, mientras que en la parte judía de la ciudad hay solo
124 hectáreas y, al contrario que en el Este, ninguno está en zonas céntricas y
edificadas de la ciudad, sino todos en las afueras, señala Bimkom.
En Jerusalén
Este hay dos parques nacionales ya declarados, el que rodea las murallas de la
ciudad vieja y el del Valle de Tzurim, un poco más al norte.
Otros dos
están en "estado avanzado de planificación", el del Valle de los
Reyes y el de las Laderas del Monte Scopus, y tres más se encuentran en
"estado inicial de planificación": uno en el barrio de Sheij Yarrah,
otro en Bab As-Sahrah y uno más en el Monte de los Olivos, además de una
expansión del Valle de los Reyes.
El más
grande de los planificados, con unas 75 hectáreas, es el de las Laderas del
Monte Scopus, que dejará sin espacio para crecer a los barrios árabes de
Isawiya y Al Tur.
Bimkom, Ir
Amim y la ONG arqueológica israelí Emek Shaveh han presentado alegaciones
contra la declaración de ese nuevo parque, al entender que no hay ningún
elemento técnico que lo justifique y que supondrá asfixiar aún más a una
población que ya sufre de una deficiente planificación y no dispone de aceras
ni colegios suficientes.
"En el
caso del Monte Scopus está claro que lo que se pretende es ahogar a Isawiya
y Al Tur. El área designada como parque es más amplia incluso que el área
residencial y la justificación de preservar el paisaje no se sostiene, teniendo
en cuenta que el parque estará atravesado por una carrera y las vistas incluyen
un asentamiento y una base militar", argumenta Kronish. "Si el Monte
Scopus estuviera en Jerusalén Oeste, esa zona jamás sería declarada parque
nacional", agrega esta arquitecta.
Yonatan
Mizrahí, arqueólogo y director de Emek Shaveh, también cree que no hay allí
"ningún resto arqueológico que justifique la protección de parque
nacional. Hay algunas tumbas y algún edificio del siglo VIII pero, si se
compara con otros barrios en Jerusalén, no solo no hay más, sino que incluso
hay menos restos arqueológicos".
Kronish
advierte que "se está coloreando el mapa de Jerusalén de verde y esto da
buena impresión pero es importarse preguntarse qué es lo que hay detrás".
Ningún comentario:
Publicar un comentario