Un informe de Gordon Brown alerta de 25.000 enlaces de
menores cada día
Yeruknesh nació en una pequeña aldea de Etiopía. Nunca tuvo la oportunidad
de ir al colegio, pero a los siete años comenzó a cuidar el ganado de la
familia. Raptada y violada cuando tenía 13, fue obligada a casarse con su
atacante, un campesino local 20 años mayor que ella. Pocos meses después de la
boda tuvo su primera menstruación y pronto quedó atrapada en un embarazo que
llevó adelante a pesar de los dolores y las dificultades. Pero la atención de
unas vecinas fue insuficiente para superar las complicaciones del parto. A los
15 años, Yeruknesh murió junto a su hijo, camino del hospital de Bahir Dar.
Alrededor de 25.000 menores son obligadas cada día a contraer matrimonio en
16 países de África y Asia. Es decir, nueve millones al año. La práctica de los
matrimonios infantiles tiene consecuencias para la educación y la salud de las
víctimas, en su gran mayoría niñas y procedentes de familias rurales pobres.
Las bodas precoces derivan en embarazos prematuros y en un número considerable
de riesgos para las menores.
El acceso a la escuela retrasa los matrimonios en
dos o tres años
Se calcula que 70.000 adolescentes mueren cada año a consecuencia de
complicaciones en el embarazo o en el parto, y muchas otras arrastran lesiones
durante toda la vida. Estos datos pertenecen al informe Fuera del
matrimonio, dentro de la escuela, hecho público este jueves por el ex
primer ministro británico Gordon Brown como parte de su campaña Educación para
todos. De acuerdo con este informe, el perfil de las víctimas
determina la irrelevancia política de un problema que Brown describe como una
“crisis ausente” de las agendas de los Gobiernos y de los organismos
internacionales.
La educación es el principal antídoto de este problema. Las niñas que no
completan la educación primaria son más vulnerables a las presiones familiares
y económicas que conducen a un matrimonio precoz. En países como Bangladesh o
Chad, el acceso a la educación secundaria retrasa las bodas entre dos y tres
años, lo que ofrece a las mujeres mejores oportunidades y un mayor ascendiente
dentro del matrimonio.
“Mantener a las niñas en la escuela”, dicen los autores, “salva vidas”, ya
que retrasa la edad en la que las menores quedan embarazadas por primera vez.
Si se consiguiese reducir a la mitad el número de embarazos de menores de 20
años, se podrían evitar 166.000 muertes anuales de madres y bebés,
contribuyendo de manera definitiva a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
en este ámbito.
La iniciativa Educación para todos propone concentrar los esfuerzos
en la transición entre la escuela primaria y la secundaria, un punto en el que
buena parte de las menores pobres abandonan el sistema educativo. Para ello es
fundamental reducir los pagos informales que las familias deben realizar a los
maestros, construir aulas en los entornos más cercanos a las alumnas o evitar
el abandono escolar apoyando a las comunidades con políticas de protección
social. Estas medidas forman parte de los primeros programas contra los
matrimonios precoces que se han aplicado con éxito en países como India, Kenia
o Nigeria, junto con reformas legislativas que retrasan la edad legal para
casarse.
El problema es que estas recetas carecen de la envergadura suficiente para
detener una crisis que afecta a millones de niñas en medio mundo. Por esa
razón, Brown pide en su informe la convocatoria de una cumbre internacional,
liderada por las regiones afectadas, que permita sacar el problema de la sombra
y generar los recursos para atajarlo. La cumbre podría dar lugar a “estrategias
nacionales para la eliminación de los matrimonios precoces” que aglutinen las
medidas en los ámbitos educativo, legal y cultural. Kevin Watkins, investigador
principal del informe, declaró a este periódico desde Washington: “Los
Gobiernos y los donantes de ayuda están jugando el papel de convidados de
piedra. Necesitan dejar de hablar del problema y empezar a poner en práctica
las políticas que mantienen a los niños dentro de la escuela y fuera del
matrimonio”.
Este trabajo es el primero de una serie que abordará
algunos de los problemas educativos más complejos de los niños en el mundo en
desarrollo, como el trabajo infantil, la ceguera o la educación en situaciones
de conflicto.
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