Christine McNab. Encargada de los proyectos de cooperación de la ONU en Irak
Christine McNab(Liverpool, 1948) tiene todo el optimismo que exige su trabajo como encargada de desarrollar los proyectos de Naciones Unidas en Irak. Lleva cinco meses comprobando el desafío que supone reconstruir un país que ha estado en continua destrucción durante los últimos 30 años. Para completar la maldición y retrasar la recuperación, Irak recobró parte de su producción de petróleo justo cuando los precios se desplomaron. McNab asistió ayer a una conferencia en Casa Árabe para analizar los problemas humanitarios en Irak.
¿Cuál es la situación de servicios básicos como el agua y la electricidad en Irak?
Es mejor que al terminar la guerra, pero todavía tiene que mejorar. En las ciudades, tienen agua potable y electricidad varias horas al día. En algunos barrios de Bagdad, hay unas ocho horas de electricidad, pero otros fueron muy castigados durante la guerra y ahora la gente vive en chabolas. En general, la producción sigue muy por debajo de los niveles anteriores a la guerra.
¿Qué papel están jugando las autoridades iraquíes en la reconstrucción?
Es un sistema muy complicado. Las autoridades locales son las que más conocen las necesidades pero dependen del Estado. El Gobierno decidió dar más dinero a las autoridades locales de los ingresos obtenidos por la venta de petróleo para reconstruir el sistema de salud y educación.
¿Y es suficiente?
No. Los ingresos han bajado mucho por la caída de los precios del crudo. El petróleo es fantástico, crea mucha riqueza, pero no genera empleo. Supone el 60% de los ingresos y sólo aporta el 1% de puestos de trabajo.
¿En qué se gastan los fondos de la venta del petróleo?
Para acabar con el enorme desempleo, la mayoría del presupuesto se destina a dar trabajo, en lugar de invertir en servicios públicos. Se trata de una medida que limita la inversión privada pero que ayuda mucho a la estabilidad al dar trabajo a tanta gente. La mitad de los hombres de entre 20 y 35 años no tiene empleo. El 60% de los iraquíes que trabajan lo hace para el Gobierno.
¿La asistencia a los más necesitados sigue siendo la prioridad?
No, ahora se ha empezado a invertir en el sector privado. El plan nacional de desarrollo del año pasado estaba destinado a revitalizar el sector privado en Irak pero la caída de los precios del petróleo también afectó a sus proyectos.
¿Cuál es la situación de las mujeres iraquíes?
En Irak, viven hoy tres millones de viudas. Cuentan con subsidios y ayudas para alimentar a sus familias. El problema es la educación. Las que sólo tienen educación primaria, un 90%, no trabajan. Para las que tienen educación secundaria hay un buen mercado de trabajo de profesoras, enfermeras y en la Administración pública.
¿Y la de los refugiados?
Dentro de Irak, hay cinco millones de personas desplazadas. Trabajamos con ellas para ver si quieren volver a sus hogares y ayudarlas en la reconstrucción o buscar un sitio donde recolocarlas en el caso de que no puedan regresar a su lugar de origen. Jordania y Siria tienen una gran cantidad de refugiados y estamos trabajando con ellos para ver si quieren regresar o no, pero esa es una decisión que debe ser respetada.
¿Cuánto durará la reconstrucción?
Es imposible calcularlo. El país tiene los recursos pero necesita asistencia técnica exterior. Es difícil pasar de un sistema de partido único a una democracia de libre mercado.
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