El ex editor del periódico Kamarampaka Bernard Hategekimana fue condenado ayer a cadena perpetua tras ser declarado culpable de incitación, a través de su diario y de la radio, al genocidio de Ruanda en 1994, en el que murieron unas 800.000 personas, según datos de la ONU. La mayoría de las víctimas pertenecían a la etnia tutsi y murieron a manos de los hutus.
De acuerdo con la sentencia, algunos artículos publicados por Kamarampaka poco antes del genocidio "incitaron claramente a los hutus a matar a los tutsis", han señalado a France Presse activistas de Derechos Humanos presentes en la lectura del veredicto. Esos mismos mensajes de odio también fueron propagados por la cadena Radio Rwanda.
El tribunal popular también ha concluido que el periodista, conocido bajo el apodo de Mukingo, montó en el distrito de Kimisagara, en la capital ruandesa, un control de carretera en el que murieron muchos tutsi.
Con la caída del antiguo régimen, en julio de 1994, Hategikimana se refugió en la región de Kivu del Norte, en el antiguo Zaire. Regresó a Ruanda a finales de los noventa, pero no volvió a trabajar en medios de comunicación. Varios periodistas ruandeses han sido condenados por incitación al genocidio.
Inspirados en las antiguas asambleas, en las que los sabios del pueblo resolvían las diferencias sentados sobre la hierba (gacaca, en lengua ruandesa), estos tribunales denominadas gacacas son los encargados de enjuiciar a los acusados del genocidio de 1994, a excepción de los máximos responsables de la matanza, quienes están siendo juzgados por tribunales clásicos. La gacaca puede condenar a cadena perpetua, la pena más grave que existe en Ruanda.
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