M. ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO
La cita es un día frío y plomizo, en un restaurante decorado en blanco y negro, pero la conversación con Alba Cruz y Karla Michel Salas enseguida caldea el ambiente. Ambas rompen el hielo con una invitación al viaje, y al gusto: "Si vas a México no dejes de visitar Oaxaca, ni de probar el chocolate de agua con pan de yema. Es bien sabroso", se relamen las abogadas. La recomendación será la única nota amable de la charla.
Cruz (39 años) y Salas (29) se zambullen en ella sin reparar en la carta. Los camareros esperan a apuntar la comanda entre denuncias de violaciones de derechos humanos; sentencias -alguna histórica, como la que condena al Estado mexicano por los feminicidios de Ciudad Juárez-, y, como telón de fondo, los riesgos que corren en ese país los defensores de los derechos humanos.
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