El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, puede reivindicar que ha logrado una victoria sobre los miles de camisas rojas, que desde mediados de marzo habían tomado el centro de Bangkok para pedir la disolución del Parlamento, la convocatoria de elecciones anticipadas y la dimisión del Gobierno. Y puede considerar que el número de víctimas causadas ayer —seis muertos y decenas de heridos— es relativamente bajo dada la cantidad de mujeres y niños que se hallaban en el campamento, y que había cientos de guardias amotinados.
Subscribirse a:
Publicar comentarios (Atom)
Ningún comentario:
Publicar un comentario