"No tiene sentido mantener un símbolo del poder colonial, que no representa en absoluto a los habitantes de la ciudad", defienden parlamentarios de centroizquiertda
Natalia Kidd (EFE) 16/06/2010
Cuando en 1580 el conquistador español Juan de Garay eligió como escudo de armas para Buenos Aires un águila negra y la corona de Castilla y León, ignoraba que aquel blasón se convertiría cuatro siglos después en la bandera de la ciudad, una imagen que ahora proponen borrar por "monárquica".
Dos legisladores de centroizquierda han presentado sendos proyectos para que el pabellón porteño que flamea en las oficinas públicas de la ciudad sea reemplazado por otro con una simbología "más acorde" a la identidad y los valores de Buenos Aires, según explicaron los parlamentarios.
"No tiene sentido mantener un símbolo del poder colonial, que no representa en absoluto a los habitantes de la ciudad", señaló el legislador Adrián Camps, de Proyecto Sur, quien impulsa la derogación de la ordenanza que en 1995 creó la bandera de la ciudad.
En aquel momento, no sin disidencias, se aprobó un diseño de pabellón en base al escudo de armas que el 20 de octubre de 1580 creó Garay, quien el 11 de junio de ese mismo año había protagonizado la segunda fundación de Buenos Aires.
El blasón está compuesto, tal y como se describe en la ordenanza de 1995, por un águila negra con una corona sobre su cabeza que representa el reino de Castilla y León, "cuatro hijos por debajo", que simbolizan las cuatro ciudades que Garay debía fundar, entre ellas Buenos Aires, y una "cruz colorada sangrienta que sale de su mano derecha", la Cruz de Calatrava.
"Ensalzar la fe católica"
El propio Garay explicó que eligió esos elementos para el escudo por "haber venido a este puerto con el fin y propósito firme de ensalzar la fe católica y servir a la corona real de Castilla y León, dar ser y aumentar los pueblos de esta generación".
Por esos avatares de la historia, todo testimonio gráfico de aquel escudo se perdió hasta que en 1910 un especialista en heráldica reconstruyó la imagen en base al propio testimonio de Garay.
"La bandera actual es un símbolo de la conquista, anacrónico, con un escudo que viene de la Edad Media española y ni siquiera refleja la colonización del Río de la Plata", sostuvo la legisladora María Elena Naddeo, de la fuerza política Diálogo por Buenos Aires.
La legisladora y profesora de historia, quien presentó un proyecto para que, por medio de un concurso, alumnos de las escuelas de la ciudad propongan un nuevo diseño de bandera, apuntó a la cruz sangrante como uno de los elementos más lejanos "a las aspiraciones, los principios y los valores" de la capital argentina.
Esta cruz pertenecía a la orden religiosa y militar de Calatrava, cuyo origen se remonta al siglo XII, para la defensa de la Villa de Calatrava frente a los ataques de los "infieles" musulmanes.
En una traslación al contexto del Río de la Plata del siglo XVI, la cruz y el resto de los elementos del escudo de Garay se tornan un símbolo "de guerra, de ocupación territorial y de lucha contra los pueblos indígenas", elementos que "por lo tanto no representan lo que hoy es Buenos Aires", consideró Naddeo.
"El escudo de 1580 refleja la realidad de un funcionario del imperio español de esa época y la ideología dominante que existía entonces, pero en 1995 esa simbología no representaba en absoluto la identidad de Buenos Aires", coincidió Camps.
En este contexto, el gobernante partido conservador Propuesta Republicana propuso modificar el actual pabellón para incorporarle una cinta celeste y blanca -los colores patrios argentinos- en conmemoración del bicentenario de la revolución que marcó el inicio del proceso hacia la independencia argentina, pero no planteó cambios respecto del escudo de armas en la bandera.
Los tres proyectos comenzarán a ser analizados en las próximas semanas en las comisiones de Asuntos Constitucionales y Cultura de la Legislatura porteña, un debate con final abierto.
La presidenta de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires, Leticia Maronese, quien investigó el proceso de creación de la polémica bandera, añade como "dato increíble" que, luego de la ordenanza de 1995, la insignia "no se usó por muchos años".
Según la experta, apareció de nuevo hacia el año 2000, coincidiendo con el "avance de cierto progresismo político en la ciudad".
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