El festival de cine del Sáhara recuerda desde hace nueve años el olvido
político en el que viven los refugiados saharauis
PATRICIA CAMPELO Campo de refugiados de Dajla 05/05/2012
Una sala de
proyecciones al aire libre con alfombras sobre la arena y camiones que sirven
de pantalla se convierte cada año desde hace nueve en el escenario del Festival
Internacional de Cine del Sáhara (Fisáhara). La presente edición, que se
clausuró el sábado por la noche con la entrega de premios, ha reunido varias
películas de temática saharaui. Muchas de ellas obtuvieron los primeros
galardones y menciones especiales. La Camella Blanca, nombre del primer
premio dotado con un dromerario, fue para la película documental 'Hijos de las
nubes', de Javier Bardem y Álvaro Longoria.
La cinta
evidencia la falta de voluntad política de los principales actores políticos
internacionales para solucionar el conflicto y los intereses económicos que
éstos tienen sobre el Sáhara. El premio fue entregado por la actriz Aitana
Sánchez Gijón al técnico de sonido de la película, Charly Schmukler. El
dromedario suele entregarse a la familia que acoge al premiado pero, en esta
ocasión, el animal fue cedido a la policía saharaui, "en agradecimiento a
los eficientes servicios de seguridad realizados durante el festival".
Las medidas
de seguridad de esta novena edición se vieron incrementadas como consecuencia
del secuestro de los cooperantes Ainhoa Fernández, Enric Gonyalos y Rosella
Urru el pasado octubre en Rabuni, el centro neurálgico de la República Árabe
Saharaui Democrática (RASD). Un total de tres perímetros de seguridad han
protegido a las cerca de 300 personas llegadas desde España para
participar en el festival. El rapto de los cooperantes también marcó el
transcurso de algunos actos en los que se tuvieron palabras de apoyo para sus
familias.
Otras cintas
de temática saharaui distinguidas en el certamen fueron los documentales sobre
los hechos de Gdem Izik, el campamento pacífico levantado a las afueras de
El Aaiún y desmantelado con brutalidad por las fuerzas de seguridad de
Marruecos en noviembre de
2010.
La
experiencia cultural que supone el Fisahara lleva implícito un componente
político: visibilizar la situación en la que vive el pueblo saharaui tras 37
años en el exilio. Para ello, durante los cinco días que ha durado el festival,
se han realizado visitas a las instalaciones de la wilaya (provincia) de Dajla
y actividades que han acercado a los visitantes a los modos de vida de los
refugiados del desierto. "Se trata de una iniciativa solidaria que arroja
luz sobre la situación que vive el pueblo saharaui", explicó el primer
ministro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Abdelkader Taleb
Omar, durante el acto de apertura del certamen.
En la
edición que finaliza el domingo con la visita a la Escuela de Cine ubicada en
el campamento 27 de Febrero, han participado actores y actrices de algunas de
las películas proyectadas. Juan Diego Botto, Aitana Sánchez Gijón, Malena
Alterio, Eduard Fernández, el bailaor Tomasito y el cantante Marcos del Ojo 'El
Canijo de Jerez' han sido algunos de los artistas invitados que han
convivido con las familias saharauis. Como cada año, los representantes del
mundo del arte han suscrito un manifiesto de apoyo al pueblo saharaui en el
que, a diferencia de otras ediciones, han hecho un llamamiento a la ciudadanía.
"No nos vamos a dirigir a los gobernantes españoles que, sean del color
que sean, han apoyado a los saharauis estando en la oposición, y los han
abandonado al llegar al gobierno".
Este espacio
cinematográfico que se abre en plena hamada -la zona desértica que Argelia
cedió a los saharauis que huyeron de la guerra con Marruecos tras la Marcha
Verde- ofrece alternativas de ocio a los jóvenes y, además, sirve de prácticas
para los alumnos de la Escuela de Cine que llevan desde el pasado septiembre,
cuando comenzó el primer curso, estudiando los detalles del séptimo arte.
El
Festival es una iniciativa española que cuenta con el apoyo del Frente
Polisario -el representante político del pueblo saharaui- y en la que
participan los habitantes de Dajla, el campamento más alejado y que más se
adentra el en desierto. Este año, de la dirección artísticas de algunas
actividades se han ocupado Payasos en rebeldía, la organización
solidaria que encabeza Iván Prado y que ya ha actuado en lugares como Palestina
y Chiapas. La organización del festival quiso distinguir la labor solidaria de
Payasos en rebeldía en el acto de clausura, un espectáculo al aire libre que
contó también con la actuación de Tomasito, El Canijo de Jerez y Juan Macandé.
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