SE PUBLICÓ en la década más oscura del cómic español, los noventa. Un largo
silencio era un librito breve y furtivo, financiado por dos francotiradores
apasionados de la historieta, Paco Camarasa Pina y McDiego. Su autor, Miguel
Gallardo, había sido un aguerrido militante del underground barcelonés de los
ochenta, creador de Makoki e ideólogo de la línea chunga. De la contracultura
a la madurez; Gallardo se estaba reintentando. En 2007 publicó María y yo, un
cómic dedicado a su hija autista. Previamente, en los oscuros noventa, sintió
la necesidad de ofrecer su arte, a su progenitor, el soldado.
Años antes, el
norteamericano Art Spiegelman había publicado la primera parte de Maus,
una ambiciosa novela gráfica sobre las experiencias de su padre en la Segunda
Guerra Mundial, que, en su encarnación final, se extendía hasta casi las
trescientas páginas. Spiegelman tituló Mi padre sangra historia ese primer
volumen.
Humilde y honesto, Miguel Gallardo entendió que, también, su propio
padre sangraba una historia particular, local y dolorida, que merecía la pena
convertir en testimonio literario y gráfico. En las páginas de Un largo
silencio —actualizadas y ampliadas para esta edición— se utilizan herramientas
sencillas y efectivas, palabra y dibujo, para hacer memoria de esa vida hasta
los 31 años. "Mi padre fue un héroe", escribe Gallardo hijo en la
primera viñeta. Francisco Gallardo Sarmiento combatió en la guerra civil
española en el bando republicano, estuvo preso en un campo de concentración y
después, durante cuarenta años, nunca habló de sus experiencias de aquellos
años. Su hijo, Miguel, entendió que había un proyecto
creativo potencial cuando, tras la muerte de Franco, el padre
empezó un día a recordar en voz alta. Según el dibujante, Gallardo Sarmiento
pasó décadas silencioso, pero cuando se puso a hablar, ya no paró. Y él, como
creador, tras ese enmudecimiento prolongado, le entregó el regalo de una
"voz pequeña", la suya propia, para exponer su relato.
Un largo
silencio integra textos de Gallardo Sarmiento con páginas de historieta de Gallardo
hijo, creando un collage extraño, fascinante y dolorosamente marcado por la
guerra y el sufrimiento. A pesar de su brevedad, este libro es eso que ahora
llamamos una novela gráfica; un tebeo de alto valor artístico y testimonial,
más allá de géneros y convencionalismos. En sus páginas, Gallardo padre
rememora, cuenta, anota el precio de las cosas cuando entonces, revive el
purgatorio. Gallardo artista, por su parte, crea y recrea, hace novela en
viñetas. Un largo silencio forma parte de ese corpus, brevísimo pero intenso,
de tebeos españoles que contribuyen a la memoria histórica, como Paracuellos o
36-39. Malos tiempos, de Carlos Giménez; y es inspiración directa de El arte de
volar, una novela gráfica esencial del último lustro.
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