Una exposición recuerda la historia del pionero diario
dirigido por Paz Andrade
Coincidiendo con la celebración hoy del Día Mundial de la Libertad de la
Prensa, marcada este año en Galicia por la total desaparición en los kioscos de
periódicos en el idioma vernáculo, cobra especial interés la pequeña exposición
abierta en A Coruña sobre la mítica cabecera dirigida por Valentín Paz Andrade
en los años 20 del siglo pasado. El rotativo Galicia “fue un fenómeno de
resistencia del galleguismo y de la democracia, una lección ejemplar en la
historia de las libertades y del espíritu gallegos”, decía su director al que
está dedicado este Día das Letras Galegas 2012. Y nueve décadas después de
aquel diario editado en Vigo, Galicia “tiene que reivindicar más que nunca lo
propio”, afirmó ayer su hijo, Alfonso Paz Andrade, al inaugurar esta muestra en
la sede coruñesa de la Fundación Barrié. La figura de su padre, reivindicó,
puede ser el vehículo “para mostrar el camino del futuro de Galicia, que debe
buscar mirando a su pasado”.
Fue una breve pero intensa aventura periodística. Duró poco más de cuatro años,
del 25 de julio de 1922 al 15 de septiembre de 1926. Y tres de ellos bajo la
férrea censura previa de la dictadura de Primo de Rivera. Un hito llevado a
cabo con el apoyo y colaboración de lo más destacado de la intelectualidad
gallega del momento, desde los dibujos satíricos de Castelao, portada cada día
del periódico, pasando por la pluma de Ramón y Antón Villar Ponte, Ramón Otero
Pedrayo, Manuel Antonio, Vicente Risco, Rafael Dieste o Manuel Lustres Rivas y
Roberto Blanco Torres (que se sucedieron como redactores jefe).
Un diario que “tiene su importancia como andamio de la identidad de
Galicia”, afirma Xosé Luís Axeitos, comisario de la muestra y secretario de la
Real Academia Galega. Su presidente, Xosé Luís Méndez Ferrín, considera que
Galicia es de total actualidad: “Sigue siendo un modelo de buen periodismo, con
información veraz, línea editorial firme, clara y comprometida con un país y la
voluntad de que sea rico, democrático y con una economía propia”.
El proyecto nació cuando Valentín Paz Andrade, repatriado de Marruecos “por
corazón sospechoso” y declarado inútil a sus 24 años, recibió en el hospital
militar de A Coruña, donde trabaría amistad con el poeta Manuel Antonio, la
visita de Villar Ponte para ofrecerle ser redactor jefe de un diario. Apenas
cinco meses después, nacería Galicia. Ernesto Cádiz y Vargas, cónsul honorario
de Chile en Vigo, se encargó de aglutinar el capital con emigrantes retornados.
Galicia fue vanguardista desde su primer número. Por el diseño gráfico de
su cabecera y secciones con esa característica letra dibujada por Castelao
quien recuperó para la ocasión una tipografía gótica que ya aparecía en el
Pórtico da Gloria. También por el hecho de llevar en el centro de su portada, y
no en páginas interiores como se hacía en diarios de aquella época, esas
caricaturas del autor rianxeiro que lo harían famoso. Su serie Cousas da vida
nació en ese rotativo. Fue el primer periódico “no de partido, sino de opinión
y empresa”, destaca Axeitos, además de ser pionero en incorporar textos en
gallego, incluso durante la dictadura.
Contribuyó “de manera decisiva a la politización del nacionalismo
cultural”, remarcó Ferrín. Pero siempre con afán de informar con debate y
pluralismo, incorporando sin excepciones a intelectuales gallegos de todas las
generaciones, ámbitos e ideas. “Plumas ilustres, las más valiosas de nuestra
intelectualidad contemporánea, han de asociarse asiduamente a otras más
modestas, pero limpias de bastardos mensajes. (…) Nuestras columnas (…) siempre
orientadas hacia concepciones liberadoras y progresivas jamás se prestarán a
utilizaciones políticas, ni ayudarán estos o aquellos partidismos”, afirmaba
Paz Andrade en el primer número. Pero tras la llegada del régimen de Primo, el
enfrentamiento fue continuo. Llevaría a su director a la cárcel en 1924 por
defender en un artículo, El tren de los Pirineos, que el trazado del
ferrocarril a la frontera francesa partiera de Galicia y no de Madrid.
En la exposición de la Barrié, hasta el 1 de julio, hay
ejemplares originales, dibujos de Castelao, y el recorrido completo de los
cuatro años que duró Galicia. Como curiosidad se puede escuchar por primera vez
la muiñeira Galicia, diario de Vigo cuya partitura publicó en 1924 el rotativo
pero de la que no existía grabación hasta ahora. Esta muestra es posible
gracias al legado de Manuel Antonio, hoy propiedad de la Barrié. El poeta, a
diferencia de Paz Andrade y su familia, guardó cuidadosamente todo tipo de
documentos y pruebas gráficas del diario en el que fue corresponsal en Rianxo.
Fueron principalmente razones económicas las que dieron al traste con el
rotativo. Casi un año después de la quiebra del Banco de Vigo y la marcha de
Cádiz y Vargas de la empresa editora, Galicia, con 2.000 ejemplares,
“perseguido por la dictadura, descapitalizado y en conflicto con los
trabajadores de las artes gráficas”, desaparece de los kioscos.
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