sábado, 26 de maio de 2012

La voz de los indígenas se oye en Londres


Amnistía denuncia los abusos cometidos por Gobiernos que quieren que los territorios de los pueblos indígenas sean explotados para extraer materias primas.
Noemí Gualinga y su hija, Nina Siren, han traído a Londres la voz de los pueblos indígenas de América y en particular de los Kichwa de Sarayaku, Ecuador. Estaban en primera fila en la presentación del informe anual de Amnistía Internacional sobre los derechos humanos. Estuvieron allí porque hace ya algunos años que Amnistía viene denunciando la discriminación de los indígenas en todo el mundo, sometidos a abusos por Gobiernos que quieren que sus ricos territorios sean explotados para extraer materias primas.
“Las violaciones de derechos humanos contra los pueblos indígenas siguieron suscitando honda preocupación pese a algunos avances positivos en la región”, señala Amnistía. “Al no respetarse los derechos de los pueblos indígenas no solo se resintieron sus medios de subsistencia, sino que las comunidades también sufrieron amenazas, hostigamiento, desalojos o desplazamientos forzosos, ataques y homicidios a medida que se intensificaba la campaña para explotar recursos en las zonas donde residían”, resalta el informe.
Los Sarayaku han llevado su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la que reclaman su derecho a ser consultados y poder decidir sobre los proyectos que afectan a su desarrollo. Un derecho que el Gobierno de Ecuador les niega. La decisión del tribunal “afectará a miles de comunidades indígenas”, según Mariano Machain, del Programa América de Amnistía.
“Lo que queremos es que sean las personas que viven en sus lugares las que dieran autorización o aceptaran el ingreso de todo tipo de empresas petroleras, mineras, madereras, y que no se ingresen así, sin autorizar, con engaños, con mentiras, con regalos… Que sea algo conocido desde el punto de vista indígena, aceptado desde nuestro punto de vista”, explica Noemí Gualinga, que está casada con un sueco finlandés y lleva 20 años viviendo a caballo entre Finlandia y Ecuador.
“Queremos un desarrollo a nuestra manera. Hay muchas maneras de desarrollarse. No solo el petróleo y las minerías son un desarrollo en el mundo entero. Por ejemplo, en nuestro lugar hay un espacio donde nosotros mismos podemos hacer la educación a nuestra manera; el desarrollo de la salud desde el punto de vista nuestro, desde como lo llevaban antes nuestros antepasados, mejorándolos; en economía, también, desde cómo se vive pero no con un desarrollo que signifique podemos desaparecer, porque eso es lo que significan las petroleras para nosotros: desaparición”, añade.
El de los indígenas no es el único problema de América Latina subrayado por Amnistía Internacional. El informe de 2011 enfatiza también las violaciones de derechos humanos a cargo de la policía y destaca en especial la muerte el 11 de agosto pasado de la jueza brasileña Patricia Acioli por disparos de varios agentes de la Policía Militar frente a su casa de Niterói, en el Estado de Río de Janeiro.
Amnistía hace hincapié también en las demandas de justicia y del fin de la impunidad, problemas de seguridad pública, los “indecibles sufrimientos” que el conflicto armado de Colombia causa a la población civil, la violencia contra mujeres y niñas o la discriminación a los inmigrantes.

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