Guillermo Altares- 17/04/2012
Joe Sacco (Malta, 1960) ha sido uno de los grandes
revolucionarios del cómic haciendo algo que, en el fondo, es más antiguo que la
imprenta: dibujar la realidad. No es el único que ha trasladado el periodismo al
tebeo pero sin duda es el que ha alcanzado una mayor difusión
con títulos como Goradze, zona protegida (Bosnia), Palestina y Notas al pie de
Gaza (Oriente Próximo) o, ahora, Reportajes
(Mondadori), del que este blog ofrece un adelanto. El libro que se
comercializará el próximo 26 de abril, trata de una serie de historias que
Sacco investigó en diferentes lugares del mundo, tres de ellas realmente
espectaculares: "Mujeres chechenas", "Inmigrantes
africanos" y "Kushinagar", sobre la pobreza en India.
Sacco es consciente de que no resulta fácil que
todos los lectores admitan que se pueden hacer reportajes a través del tebeo.
En un muy interesante prólogo reflexiona sobre su compromiso con la realidad y
recuerda una gran frase de Edward R.
Murrow, el mítico informador que George Clonney retrató en Buenas noches y buena suerte:
"Todos somos prisioneros de nuestras propias experiencias. No podemos
eliminar los prejuicios, pero sí reconocerlos". En otras palabras, se
podría decir que tal vez no exista la objetividad en el periodismo, pero sí
existe la verdad y se puede tratar de llegar a ella. Como dijo el propio Sacco
en una entrevista, "No soy objetivo pero sí honesto".
Los reportajes que componen este volumen son un
ejercio del mejor periodismo y de la más saludable honestidad. Dibuja lo que
ve, se dibuja a sí mismo viendo -el periodista deja de ser ese ente que escribe
desde el hiperespacio y aparece- y es capaz de abordar temas que aparecen casi
todos los días en la prensa (Oriente Próximo, la inmigración, la pobreza) desde
ángulos insospechados. Tiene la paciencia de ofrecer todos los puntos de vista
en una historia y de dejar que sea el lector quien llegue a sus propias
conclusiones. Sacco nos demuestra que el periodismo puede tomar muchos caminos
pero que no perderá su esencia si mantiene su compromiso con la realidad. Y
además, y eso también es muy importante, es una gozada leerlo, por la calidad
de sus dibujos, por la originalidad de sus planteamientos, por el impulso ético
que le lleva a elegir los temas que trata.
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