Novacaixagalicia abre una muestra antológica con pinturas nunca expuestas
Feira de Tamallancos (1994) |
Un Virxilio Fernández (Ourense, 1925-2011) familiar pero al mismo tiempo
desconocido se descubre a partir de hoy en el centro social Novacaixagalicia de
Ourense que inaugura hoy una exposición antológica que repasa la trayectoria
del pintor desde sus inicios hasta los últimos años de su producción. La gran
novedad es que un 80% de las obras expuestas nunca se habían exhibido con
anterioridad, ya que pertenecen a coleccionistas particulares que han cedido
por primera vez las piezas para esta muestra que coordina la propia hija del
pintor, Gabriela Fernández.
“Creo que la exposición le habría gustado a mi padre porque incluso he
dejado de lado mi propio gusto personal para hacer las cosas como a él le
hubiesen gustado. Creo que ahora que no está es cuando hay que ser más fiel y
leal a lo que él quería”, explica Fernández. La exposición realiza un recorrido
por la obra del pintor ourensano desde los austeros bodegones que pintaba en la
década de los 50 hasta los acrílicos, llenos de color, sobre tabla que pintó
hasta sus últimos años. A lo largo de la muestra se encuentran ejemplos de los
temas más habituales en su producción y que son tan variados como las múltiples
caras que presentaba un pintor con una trayectoria artística y vital singular
en Galicia. Lo mismo reflejaba en sus cuadros a una cachonda del
Paraguay en un desnudo que a un grupo de jazz, escenas de ferias o paisajes
diversos de la Galicia rural.
Virxilio empezó su formación como pintor muy joven, a los seis años en la
Escuela de Artes y Oficios de su Ourense natal. En 1954 expone por primera vez
en el Liceo de esta ciudad y tres años después ingresa en la Escuela Superior
de Bellas Artes de París. Se instala allí hasta 1962 aunque regresa todos los
veranos a Galicia. Forma parte de O Volter, el grupo de artistiñas
auspiciado por el escritor Vicente Risco. del que es el más veterano. A partir
de 1974 comienza a trabajar en Alemania. Primero se instala en Berlín, donde
prepara exposiciones y obra para galerías que le representan. Continuará por
Bonn, Frankfurt y Dusseldorf y también trabaja habitualmente en Bruselas.
En 1980 se traslada a Colonia, ciudad en la que monta un estudio y donde
pasa largas temporadas hasta el año 2007. A lo largo de su carrera realiza gran
cantidad de carteles para distintos eventos. Además, fue ilustrador de libros
desde sus comienzos hasta su muerte. Por ejemplo, dibuja los capitulares,
colofones y viñetas para la Gran Enciclopedia Galega. Su obra está representada
en todos los museos de Galicia, así como en centros e instituciones públicas y
privadas de Europa.
Aunque algunos le han puesto la etiqueta de “pintor de la
Galicia postindustrial”, Gabriela Fernández confiesa que no sabe que significa
exactamente eso y que su padre lo que hizo fue reflejar en sus cuadros los
mundos que conocía, desde la Galicia rural hasta los ambientes de las ciudades
alemanas en las que vivió a lo largo de su vida. “Mi padre no fue sólo un
pintor costumbrista, él iba y volvía a los temas. Por ejemplo, en los 90 vuelve
sobre los chaos de Amoeiro, que ya había pintado en otra etapa”.
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