xoves, 2 de setembro de 2010

28 fusilados de la Guerra Civil encuentran descanso con la ayuda del hijo de su presunto verdugo



BRUNO GARCÍA GALLO | Alcaudete de la Jara
ELPAIS.com - España - 08-08-2010

Se le queda pequeño el cementerio al pueblo toledano de Alcaudete de la Jara. Cuatro hoyos recién excavados aguardan, tal vez ya tengan nombre, cerca de la tapia encalada del fondo. Es la penúltima fila de una cuadrícula de granito que se remonta al siglo XIX y alberga a familias enteras. Ayer, goteando plomo el cielo, el ambiente era festivo: los restos de 28 fusilados tras la Guerra Civil volvían de su destierro anónimo en una loma, merced precisamente a la ayuda del hijo del jefe de la Guardia Civil al que testimonios de familiares responsabilizan del fusilamiento. Los deudos ganaban así, tras 71 años, el mismo derecho que el resto de vecinos a llevar flores a una tumba.

71 años y 34 días después. Un equipo de arquéologos dirigidos por César Pacheco localizó al tercer intento los restos de los ajusticiados. A partir de testimonios de familiares, y con la ayuda de un georadar, exhumaron diez cuerpos de una zanja y otros 18 de otra, separados apenas por dos metros. En su mayoría labriegos, dos tenderos y el último alcalde republicano del pueblo, que gritaba cuando se lo llevaban: "Dejad a mi hijo, ¿para qué lo queréis?". El chico tenía 17 años. "¿Por qué los mataron? Porque les dio la gana", responde una hija de Benito Durán, otro agricultor que perdió la vida. Ella tenía 16 años y recuerda cómo a las mujeres e hijas les raparon la cabeza y las obligaron a caminar desnudas por el pueblo. "A mí no me dieron aceite de ricino como a otras; menos mal, porque me sentaba fatal", cuenta.

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