JUAN MIGUEL MUÑOZ
DOMINGO - 29-08-2010
Hay quien habla de la época dorada de Irak, cuando el general Abdel Karim Kassem derrocó al rey Faisal II en 1958 y durante un lustro se emprendieron reformas agrícolas aplaudidas por los campesinos, se fundaron sindicatos profesionales y se autorizaron los partidos políticos. Hubo cierta estabilidad, pero desde el asesinato de Kassem en 1963 y tras la llegada del partido Baaz al poder todo ha ido a peor. Durante el régimen fascista de Sadam Husein, o eras del Baaz o no había nada que hacer", sentencia el profesor de lengua árabe Hadi Atia. "Sentí una gran felicidad cuando Sadam fue ejecutado". A sus 70 años, Atia, de confesión chií, no distingue periodos mejores en la dramática historia reciente de Irak. "Desde que nací quizá he tenido una hora de felicidad: cuando vi derribar la estatua de Sadam. Después ya sabemos lo que vino".
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