Africanos afincados en Galicia analizan cómo vive su continente el 50 aniversario de la independencia de 17 de sus estados
CRISTINA AMIGO/DANIEL PRIETO 29/08/2010
“África está sufriendo una mayor sangría de recursos ahora que hace cincuenta años, unos recursos de los que nos estamos beneficiando. La ayuda humanitaria que llega del extranjero es menos de la mitad de lo que les quitamos”, resume el africanista Ricardo Martínez, director de Casa África, la situación actual de un continente que este año celebra el 50 aniversario de la independencia de 17 de sus Estados.
Benín, Camerún, Togo, Madagascar, el ex Congo belga, Somalia, Níger, Burkina Fasso, Chad, Costa de Marfil, República Centroafricana, Congo, Gabón, Nigeria, Malí y Mauritania se proclamaban en 1960 naciones independientes, dejando atrás un pasado colonial, no sin dificultades internas que se había iniciado en la Conferencia de Berlín entre noviembre de 1884 y febrero de 1885. Ese año, 1960, fue declarado por la ONU Año de África. El fantasma de la colonización ha perseguido a estos países desde entonces. Medio siglo después la situación es desalentadora.
“Conflictos bélicos, gente desplazada, hambrunas, enfermedades... muchas son emergencias olvidadas”, explica Carmen Molina, directora de Cooperación y Emergencias de Unicef España, que destaca que la situación se ha agravado en los dos últimos años con la crisis económica. “La subida de precios en los alimentos básicos ha dejado a millones de personas sin tener más dinero que el puro para subsistir. Se debe analizar la realidad de cada país, pero millones de personas dependen absolutamente de la ayuda internacional”, señala.
Níger está inmersa en una crisis nutricional sin precedentes. El índice de malnutrición aguda en los niños menores de cinco años es del 17,6%, muy superior al 12,3% de 2009. En algunas regiones del sur del país, como Diffa y Maradi, alcanza niveles que superan el 22,1%. Burundi ha dado importantes pasos hacia la paz y el desarrollo con la desmovilización del último grupo rebelde, pero la pobreza y el desempleo son generalizados. Dos problemas agravados no solo por el regreso de más de 500.000 burundeses de Rwanda y Tanzania, sino también por las inundaciones y la sequía. Unicef alerta de que la crisis económica ha provocado un aumento de la explotación y abuso de los niños y que la amenaza del cólera, la disentería y el paludismo son constantes. En Somalia, 2,3 millones de personas viven en situación de emergencia humanitaria y hay 1,3 milllones de desplazados. Sin un gobierno fuerte, es una nación doblegada por la violencia, la inestabilidad, la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria y las violaciones.
Según un informe de Intermon Oxfam sobre la situación en África, “la pobreza extrema ha dejado de ser un fenómeno propio de las economías asiáticas como lo era hace 30 años para concentrarse en África, donde la mayor parte de los indicadores muestran tendencias regresivas”.
Por poner un ejemplo, la renta per cápita en Malí es de 950 euros al año. Su esperanza de vida es de 48,1 años. La tasa de alfabetización en adultos es del 26,2%.En Galicia, la renta per cápita en 2009 alcanzó los 19.995 euros, la esperanza de vida es de 80 años y el porcentaje de alfabetización es del 97,4%.
Las causas de las dictaduras vitalicias, los conflictos bélicos, los genocidios y las hambrunas son múltiples aunque se podrían caracterizar por una realidad común: las democracias africanas no se alejaron de las influencias del libre mercado, del FMI y del Banco Mundial. Desde el final de la guerra fría, varias naciones africanas se sumaron a la panacea neoliberal propuesta por Washington y cayeron en la dependencia económica, comercial y financiera de Occidente.
La industria en torno a la riqueza en recursos naturales de gran parte de estos países –petróleo, diamantes, oro, piedras preciosas, etc– contribuyeron aumentar la renta, pero la mayor parte de la población no percibe ninguno de sus beneficios. La UE, EE UU y China han puesto un pie firme en esas economías.
Las empresas extranjeras llegan a países devastados por los conflictos y con gobiernos débiles. Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparency Internacional, ninguno de los 17 estados independizados en 1960 se acerca al aprobado. Somalia con un 1,9 se sitúa en el último puesto de una lista de más de 180 países. Según Intermon Oxfam, además de la tragedia humana que representan los enfrentamientos armados, éstos le cuestan al continente unos 18.000 millones de dólares al año y socavan gravemente su desarrollo. Las armas más utilizadas en los conflictos africanos son los fusiles de asalto Kalashnikov. Un 95% de estas armas y de las municiones no provienen de África. Europa y EE UU vuelven a beneficiarse.
Pero la señal más profunda de la posición de neocolonialismo frente al mundo occidental en la que se encuentra el continente es la de la deuda externa. El líder de la revolución social en Burkina Fasso, Thomas Sankara, no dudó en llamar a la deuda externa africana la nueva esclavitud, 50 años después.
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