martes, 7 de setembro de 2010

Miles de personas reclaman que Francia "siga siendo tierra de acogida"



ANTONIO JIMÉNEZ BARCA - París
ELPAIS.com - Internacional - 04-09-2010

Decenas de miles de franceses -77.300 según las autoridades y 100.000 según los convocantes- han salido hoy a la calle para protestar por la política en materia de extranjería y de seguridad de Nicolas Sarkozy y, en concreto, por la expulsión de gitanos rumanos y el desmantelamiento de sus campamentos a lo largo del mes de agosto. La manifestación más importante, celebrada en París, que ha reunido 50.000 personas según los organizadores y 12.000 según la policía, se abría, simbólicamente, con un grupo de gitanos que vivían en Choisy-le-Roi, en la región de Val-de-Marne, próxima a París, cuyo campamento fue destruido el 12 de agosto. Encima de los hombros de su madre, una niña enarbolaba un cartel que por un lado rezaba "nos decían que eran nuestros amigos..." y por otro "seamos buenos... pero no demasiado".

A la jornada de protesta, que se ha desarrollado en más de un centenar de ciudades francesas, organizada por varias ONG y movimientos civiles, se han adherido los sindicatos y los partidos políticos de la izquierda francesa, incluido el Partido Socialista francés (PS). La marcha de París ha comenzado en la plaza de la República a las dos de la tarde y ha acabado tres horas después en la Place del Hôtel de Ville. El sol de septiembre parisino, la buena temperatura y, sobre todo, las ganas de mostrar que no todos los franceses aprueban las leyes de Sarkozy, han reunido en la calle a jóvenes, mayores, viejos sindicalistas, diputados, miembros de muchas ONG de orígenes distintos, familias con niños, inmigrantes sin papeles y con papeles y parejas de enamorados. Un estudiante caminaba solo con un cartel hecho de cartón que decía: "Francia es una República, no un estado policial". Un grupo de manifestantes llevaban una pegatina amarilla en la que sólo había escrita una simple palabra: "Respeto".

El 'Clandestino' de Manu Chao

Cerca de los gitanos rumanos de Choisy-le-Roi marchaban tres gitanos españoles, miembros del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, procedentes de Andalucía. Uno de ellos, Ricardo Hernández, ha explicado así la razón del viaje: "Venimos a protestar, porque no hay derecho a que sigan haciendo de los gitanos el chivo expiatorio. Hasta ahora, Francia había sido ejemplo de muchas cosas, de la Revolución... ahora, debe volver a serlo".Más atrás, acompañando a una ONG contra el sida y la discriminación, Zaz Rosnet, una mujer de unos 30 años, ha explicado también por qué había decidido acudir a la llamada: "Francia está perdiendo sus valores republicanos. Están en peligro. Esta política de Sarkozy, represiva y populista, es lo fácil, es decidirse por lo fácil".

"El mundo debe saber que no todos los franceses aprobamos lo que hace Sarkozy con los extranjeros", ha añadido una señora de unos 50 años que caminaba al lado de un hombre que portaba una pancarta en la que, bajo el dibujo de unos niños, se podía leer: "Dejadlos crecer aquí". Esta es la primera de las grandes manifestaciones a las que Sarkozy se enfrentará en este otoño que se antoja movido: el martes, los sindicatos han convocado otra jornada de reivindicación, con huelga general y masivas marchas callejeras, para protestar por la reforma de las pensiones, que ese mismo martes comienza a debatirse en la Asamblea.

En el arranque de la marcha, frente al Ministerio de la Inmigración, una quincena de artistas -Régine, Jane Birkin, Agnès Jaoui, Jeanne Cherhal y Clarika...- han entonado Les petits papiers, el alegato de Serge Gainsbourg contra la necesidad de tener documentos. La marcha ha sido completamente pacífica, festiva y colorista, ya que cada organización llevaba su bandera. También había mucha música, incluido un camión desde el que se repite una y otra vez la canción Clandestino del hispanofrancés Manu Chao, todo un himno de los inmigrantes sin papeles. También ha sonado de vez en cuando La Marsellesa.

El ministro francés del Interior, Brice Hortefeux, ha emitido un comunicado en el que minimiza la protesta, que a su juicio sólo ha logrado reunir a "unas decenas de miles de personas" a pesar del gran número de organizaciones convocantes. "Sin duda se trata de una decepción para los organizadores", ironiza Hortefeux. Para el ministro, este tipo de "manifestaciones heteróclitas", que reunían "un mosaico de partidos tradicionales y también de grupúsculos de izquierdistas y anarquistas, no pueden dictar una política".

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