La Tate Modern de Londres inaugura una monumental retrospectiva
con 150 obras del pintor francés
CONXA RODRÍGUEZ LONDRES 27/09/2010
Todo
en el paisaje me deslumbra y me ciega", escribe el pintor Paul Gauguin
(1848-1903) en una de las cartas que se exhibirán en la exposición del museo
Tate Modern de Londres entre el 30 de septiembre y el 16 de enero. Cuando
escribió estas líneas, el pintor parisino llevaba varios meses encandilado en
Tahití, su tercer intento, tras Martinica y Panamá, de encontrar lo primitivo e
indígena de la raza humana, lejos de la civilización Occidental. Gauguin se
pasó media vida buscando el paraíso perdido que, al final, sólo existía en su
imaginación y en sus obras.
La
muestra del museo Tate Modern, Gauguin: Maker of Myth (Gauguin,
forjador de mitos) incluye 63 pinturas, 18 esculturas y cerámicas, 69
cartas manuscritas, acuarelas, dibujos y objetos variopintos como los zuecos de
madera que él talló y usó como calzado. En total, 150 piezas recorrerán la vida
de este trotamundos que empezó a pintar con la frescura de la técnica
impresionista, recreando escenas con pequeños pinceles y colores puros y
naturales para captar el ambiente emocional más que la meteorología de la vida
a su alrededor. Gauguin, con Paul Cézanne y Vincent Van Gogh, fue uno de los
artistas rebeldes que se liberaron con el impresionismo y pasó pronto al
simbolismo, a su estilo personal sintético y al posimpresionismo.
Belinda
Thomson, comisaria de la muestra, explica que "Gauguin es un artista de
difícil clasificación porque se mueve entre varios estilos, utilizándolos e
incluso burlándose de ellos, exceptuando el posimpresionismo, porque este
estilo no surgió hasta 1910". Por entonces, el pintor nacido en París y
residente en Perú durante su infancia llevaba muerto siete años.
El
primer cuadro de la exposición es un autorretrato de 1866. De la década de
1870, cuando Gauguin trabajaba como exitoso financiero y artista dominguero
para satisfacer su imperiosa necesidad de pintar, hay en la muestra, según
Belinda, "un grupo de obras remarcables tales como un interior con una
mujer al piano, su esposa seguramente, e imágenes de sus hijos hechas al estilo
impresionista, a pesar de que en su caso ya explora formas de pintar y temas
que lo convierten en un hombre inquieto".
La
crisis de la Bolsa de París de 1882 arruinó a Gauguin. Su personalidad de
artista bohemio se impuso y empezó a viajar a la Bretaña francesa,
Martinica, Panamá y vuelta a la Bretaña en busca del paraíso que no encontraba
en París. De su estancia en Martinica, la exposición incluye el cuadro Idas
y venidas, propiedad de Tita Cervera, "un cuadro relevante en la obra
de Gauguin porque marca la transición de su foco de Francia a los trópicos; los
cuadros de Martinica fueron admirados por los hermanos Van Gogh (Vicent y Theo)
e Idas y venidas fue vendido a Edgar Degas, lo cual marcó la mayoría de
edad de Gauguin como artista independiente", según Belinda Thomson.
Cara
a cara con Van Gogh
Theo
van Gogh, que apoyaba económicamente a su hermano Vincent y a Gauguin,
subvencionó la estancia de este último en Arles, sur de Francia, donde se había
refugiado Vincent. En 1888, Gauguin convivió dos meses con Van Gogh y la
relación entre ambos artistas resultó explosiva. Gauguin predicaba que los
artistas debían pintar de memoria y con su imaginación.
Aunque
las 150 piezas de la muestra no se presentan de forma cronológica, sí hay
varias líneas documentales que siguen la vida de Gauguin desde la cuna hasta la
tumba. En 1891, el artista se fue a Tahití descubriendo lo más cercano que
había experimentado hasta entonces al paraíso idílico que buscaba para
establecer una colonia de artistas ajenos a la cultura urbana europea y en
armonía con la vida natural y tribal de los mares del Sur. En Tahití, a los 43
años juró amor y fidelidad a Tehama'ana, una joven indígena de 13 años que
hacía de esposa y modelo. La primera estancia allí duró tres años.
"Intentamos que el periodo bretón y el tahitiano estén igualmente
representados, a pesar de que numéricamente la etapa de Tahití tiene más obras
porque allí estuvo más tiempo. Hay un excelente grupo de obras procedentes de
Bretaña, entre las que destacan temas religiosos, paisajes y bodegones, algunos
poco conocidos para el público", cuenta Belinda Thomson, que lleva dos
años trabajando en este evento.
A
los 43 años, juró amor a una joven indígena de 13 años que hacía de esposa y
modelo
El
artista trascendente
El
título de la exposición, Forjador de mitos, es uno de los sambenitos que
le colgaron a Gauguin a medida que buscaba, con poco éxito, la fama como
artista innovador y teorizador del arte moderno. La comisaria explica la
elección de este enunciado: "La exposición se centra en la doble
actividad de Gauguin; por una parte, el creador de mitos o la forma de
presentarse a sí mismo como artista y, por otra parte, la manera con la que
interpreta sus temas o su respuesta a historias insertadas en diferentes
culturas y religiones, tanto si eran las suyas como las que estudiaba. Aunque
se menciona a menudo, el instinto fabulista de Gauguin en sus escritos y en su
arte nunca ha sido abordado en una exposición hasta ahora".
En
el período de 1894-1896, estando en París, Gauguin tuvo un hijo ilegítimo con
una de sus amantes antes de regresar a Tahití y, todavía más lejos, llegar
hasta el archipiélago de las islas Marquesas, formado por 118 islas, en una de
las cuales, Hiva Oa, se estableció el pintor y tuvo varios hijos con al menos
dos de sus jóvenes musas autóctonas. Enfermo de sífilis, acusado de pederasta,
enfrentado a misioneros occidentales y en litigios con las autoridades de las
islas, murió en 1903 sin haber logrado el éxito que sus obras consiguieron tras
su muerte, a pesar de que creó una cierta leyenda sobre sí mismo.
La
estudiosa de su obra cree que "Gauguin exploró ideas de género en sus
escritos y en sus trabajos, su personalidad era la de un provocador, pero
debemos ir con cuidado a la hora de ponerle etiquetas".
En las Marquesas, a Gauguin le llamaban Koke. A pesar de sus
esfuerzos nunca llegó a dominar las lenguas polinesias, puso intrincados
títulos a sus cuadros que, traducidos a las lenguas europeas, resultaban
todavía más raros. La muestra dedica un buen espacio a la explicación y origen
de algunos títulos de sus trabajos. Uno, por ejemplo, titulado Nafea faa
ipoipo, presenta a dos jóvenes tahitianas: una de ellas lleva una flor
magnolia cogida al cabello, señal de que buscaba marido o estaba soltera y
disponible para el matrimonio. La traducción que Paul Gauguin hizo fue ¿Cuándo
te casarás?
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