DANIEL SALGADO - Santiago
EL PAÍS - 12-09-2010
A escasos kilómetros del corazón geográfico de Galicia hace 500 años que gentes de toda condición y parte se reúnen para comerciar. "En la fer de Monterroso", comenzaba un acta del escribano Juan López, datada en marzo de 1557, la mención más antigua conocida a la feria de Monterroso. Ese documento, exhumado por la profesora María Xosé Gómez Alvite, registraba la venta de propiedades en las aldeas de San Lorenzo y Santa María de Pedraza efectuada por Juan de Rivadulla. El Ayuntamiento de la localidad lucense conmemora, a lo largo de todo el año, medio milenio de intercambio comercial en lugar.
"Es un orgullo ver que una creación de los monterrosinos, verdaderamente popular, ha sobrevivido tanto tiempo", se ufana el alcalde, Antonio Gato Soengas. Porque para que la feria atravesase cinco siglos de historia, probablemente más, fue necesario que los habitantes de aquellas coordenadas geográficas construyesen puentes, abriesen caminos, limpiasen fuentes, dieran posada. Y todo sucedió antes de que Monterroso existiese: las menciones a su feria resultan anteriores cualquier alusión al pueblo.
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