martes, 28 de setembro de 2010

En esta guerra no hay buenos ni malos, sólo seres humanos


Agustí Villaronga ofrece un relato audaz sobre la posguerra española
SARA BRITO SAN SEBASTIÁN 23/09/2010
Otra película de la Guerra Civil desde la mirada de un niño? Eso mismo pensó Agustí Villaronga antes de decir sí a la adaptación cinematográfica de la novela Pa negre, de Emili Teixidor.
Eso pensamos muchos también al entrar a la sala, demolidos tras siete días de programación irregular y antes de ser testigos de un arranque ejemplar, de puro impacto, en el que un carromato acaba despeñado desde lo alto de un cerro. La secuencia da pie a un melodrama coral, potente y desolador sobre la posguerra en un pueblo de la Catalunya rural. Un relato, contado desde los ojos de un niño y desde el lado de los vencidos, que se propone ir desmontando la dialéctica de buenos y malos tan común en el cine que aborda este asunto. En Pa negre todos los personajes esconden algo oscuro, todos traicionan, todos mienten. Y la película sólo peca de algunos excesos en el tramo final.
Pa negre es ante todo el relato del itinerario hacia la madurez de un niño, Andreu (magnífico Francesc Colomer), que va descubriendo que el mundo de leyendas y fantasmas en que habita es uno construido por las mentiras de los adultos. La sexualidad, las dobleces de los seres humanos, la construcción de una moral en medio de un clima pervertido, pobre y miserable van conformando su viaje, que acaba descubriendo al traidor dentro de él. "Esta es una película sobre el estado anímico y la devastación de la población civil después de la guerra", afirmó ayer Villaronga.
Otra decisión inteligente del director: no hablar frontalmente de la guerra, no machacarnos con el contexto histórico que ya conocemos.Villaronga pone por encima las heridas y las emociones. El pasado y la percepción del otro, del diferente, así como la ruptura de los ideales y la humillación son algunos de los temas que planean en el filme.
La lágrima fácil
Sólo en el último cuarto de película empieza el director a cometer ciertos excesos que ensombrecen el filme. Emocionan, pero por la vía rápida, por la búsqueda frontal del llanto. Y eso sobra. Tampoco había necesidad de explicar el título, Pa negre, de subrayar, de decirnos a la cara algo que ya sabíamos. Ahora bien, con el portazo final nos recupera.

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