El vicepresidente ejecutivo de la Fundación, Jaime
Alonso, considera que la pieza "genera odio"
Para Alonso, la obra 'Always Franco' "es una ofensa
que ninguna civilización puede tolerar"
Su creador, Eugenio Merino, considera que sus
denunciantes son "ridículos y anacrónicos"
"Franco sigue siendo noticia", decía hace unos días Eugenio
Merino, el artista que ha encerrado
al general en una máquina de refrescos y lo ha expuesto en Arco.
Y, en efecto, hoy, y por enésima vez, Franco ha vuelto a entrar en los periódicos.
El mérito es de la Fundación
Francisco Franco que ha anunciado que va a demandar a Merino, ya que
considera que su pieza, bautizada Always Franco, ofende la memoria del
fallecido dictador.
El vicepresidente ejecutivo de la Fundación, Jaime Alonso, ha estado esta
tarde en Arco, junto con un notario, y ha tomado fotos de la escultura. Las
imágenes, que él mismo inmortalizó con su móvil, serán incluidas en la demanda
civil que Alonso piensa presentar en los próximos días. La pieza es, según
el vicepresidente ejecutivo de la Fundación, "una ofensa que ninguna
civilización moderna puede tolerar". Además, Alonso cree que la imagen del
dictador congelado "genera odio".
"Sus frases generan bastante más odio. Mi obra no es ofensiva",
se defiende Merino. El artista supo ayer que representantes de la Fundación
acudirían hoy a Arco para visionar personalmente su obra. No llegaron a
coincidir pero Merino explica que no les habría dicho "nada".
"Vienen desinformados y sin saber nada de arte. Como mucho han visto una
foto y un titular", sostiene el artista.
En su contra la Fundación valora también la eventualidad de presentar
una querella penal, visto que la obra representa a un exjefe de Estado y,
a su modo de ver, atenta contra "el sentido de la estética y el
arte". Para Merino en cambio todo lo que está ocurriendo, "ese
notario y ese señor tan anacrónicos", confirman precisamente el mensaje de
su pieza. "Refrigerar a Franco es una forma de mostrar que le tenemos
constantemente en la cabeza. Somos un país anclado al pasado y no paramos de
hablar de él desde 1975", tercia Merino.
Always Franco, valorada en 30.000 euros y
de la que existen tres copias, procede de la galería barcelonesa
ADN. Para congelar al dictador en un frigorífico de coca-cola
Merino empezó con la escultura de poliéster, resinas, pelo humano y ojos
de cristal el verano pasado. Un diseñador de efectos especiales le había
enseñado a mejorar esa técnica hacía años. Y al mundo del cine volvió a recurrir
Merino para el traje a medida de Franco. Eso sí, según declaraba el propio
artista a este periódico, “la gorra fue lo más difícil”. Hasta que llegara
la demanda.
Merino ya desveló que, al principio, se había planteado
encerrar en la nevera a Mao Zedong, aunque finalmente escogió al dictador
español. De seguir adelante con China, tal vez se habría ahorrado algún
disgusto. ¿Acaso se arrepiente? "En absoluto. Si hubiera representado a
Mao, en China me habrían hecho la misma querella. Lo que pasa es que no estamos
en China. Mientras no entendamos que la libertad de expresión es lo que debe
regir el mundo del arte, seguiremos hablando de esto hoy, mañana y pasado y
habrá mil querellas". Y, al tratarse de Franco, mil noticias.
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