El artista Pablo Genovés aborda el fin de los valores
occidentales en un libro y una muestra
Mecánica de la ficción, 2012 |
Una antigua imagen de la entrada principal del Louvre muestra una plaza
llena de cascotes y montañas de escombros. ¿Un terremoto ha arrasado París? ¿O
la voraz especulación inmobiliaria derribó con la última frontera y las obras
maestras del museo están bajo la amenaza de la piqueta? Tranquiliza saber que
es un fotomontaje. Pero la contemplación la fotografía (160 por 197
centímetros, en blanco y negro) sobrecoge. E impacta. Pertenece al trabajo más
reciente de Pablo Genovés (Madrid, 1959), que expone bajo el título de Cronología
del ruido en la galería Pilar
Serra (antigua Estiarte). Una serie que pone en duda por la vía del
trampantojo los sólidos valores de la cultura occidental. No hay nada seguro.
Ni nuestras imponentes catedrales, ni las pinacotecas que cobijan siglos de
sabiduría, ni los palacios que encierran tesoros deslumbrantes…
La muestra consta de 14 fotografías en las que la destrucción amenaza a los
grandes escenarios culturales. Parece una prolongación de la anterior
exposición de Pablo Genovés, Precipitados, una primera aproximación a lo
efímero de la cultura occidental, cuyo éxito fue tal, que ha girado por
diferentes galerías europeas a lo largo de los últimos dos años. Una selección
de las dos exposiciones acaba de ser editada en forma de libro por Exit. “Quizá
más que una prolongación”, aclara Genovés, “yo lo consideraría una consecuencia
de mi anterior exposición. Son los proyectos son los que deciden cuando se
acaban. Creo que soy como un instrumento del propio proyecto”.
La forma de trabajar de Genovés se mueve entre el pasado y la tecnología
más reciente. Desde hace tiempo, el artista, que vive entre Madrid y Berlín
(“una ciudad que sigue siendo una herida abierta en la historia de Europa” )
colecciona antiguas postales de emblemáticos edificios culturales: la
Filarmónica de Berlín, la Escala de Milán, la Fenice de Venecia… Luego, pasa
esos iconos culturales por la túrmix del Photoshop.
¿Con qué criterio escoge las postales? “La mayor parte de las imágenes que
utilizo vienen de estampas muy antiguas que busco por todo el mundo. Me seduce
enormemente la historia que hay detrás de cada una de ellas. Son pequeñas fotos
de sitios que representan tanto y que han viajado por el mundo, dormido en
cajones, pasado de generación en generación. Sacarlas de su sueño, rescatarlas
del olvido e inyectarles una segunda versión de la historia es como una
necesidad para mí. Ha sido una constante en mi obra. Puede que persiga
suspender el tiempo o suspenderlas en otro tiempo. Solo sé que antes de escoger
una imagen, veo miles y miles de estampas”.
En realidad, la búsqueda de la postal es parte esencial de la obra. “Las
busco en mercados, en librerías de viejo, a veces en sitios insólitos y la
mayor parte de ellas en lugares no demasiado cómodos. Paso muchas, muchísimas
horas buscando, con frío, lluvia, calor. Cuando de pronto aparece una especial,
no sabría decir por qué lo es. Es algo que me arrastra. Las palabras no tienen
nada que hacer. No puedo traducirlo al lenguaje hablado. Sencillamente, es. Los
museos, las iglesias, los teatros son la selección que ha hecho la propia
historia de la fotografía. No hay estampas de pequeñas escenas domésticas. El
ser humano ha fotografiado lo grande, lo que consideraba un logro, algo que
trascendería su época”.
La mayor parte de las veces funde el material antiguo
(las postales) con fotografías realizadas por él mismo. En el fotomontaje
final, el templo cultural parece desbordado por la naturaleza, pero sin llegar
a quedar sobrepasado. En una de las fotografías se ve cómo un palacio que
podría ser veneciano se ve inundado casi hasta llegar a tocar las lámparas de
cristal de Murano. Es en cierto modo la representación de una naturaleza que
echa un pulso sin piedad a la cultura. ¿Todo un resumen de las fuerzas que han
gobernado la historia del hombre? “Durante la inauguración la artista Eva Lootz me comentó: '¿Pablo,
te das cuenta que estas representando la destrucción de Europa?' Yo no sé si
llega a tanto, pero sí que considero que es una forma de mirar los cambios
históricos que estamos viviendo. Quizás de manera mas intuitiva que reflexiva,
tanto en lo tangible como en lo intangible”.
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