El Supremo solo veta la separación en las líneas ultraortodoxas si es
impuesta
ANA CARBAJOSA - Jerusalén -
07/01/2011
Hombres y mujeres por separado en los autobuses públicos sí, pero siempre
que la separación sea voluntaria. Así lo dictaminó ayer el Tribunal Supremo
israelí cuatro años después de que una asociación a favor de la libertad
religiosa y un grupo de mujeres que sufrieron ataques en los autobuses llevara
las líneas segregadas por sexos a los tribunales. La Corte prohibió cualquier
tipo de coerción al aplicar la separación.
En Israel, hay unas 50 líneas de autobuses de transporte público
segregadas, conocidas como mehadrín. En estos vehículos, hombres y
mujeres viajan separados. Los hombres ocupan la parte delantera del autobús y
las mujeres, la trasera. La idea es evitar el más mínimo contacto -ya sea físico
o visual- tal como dictan las reglas del judaísmo ultraortodoxo. Dicen los
religiosos que el peligro asoma sobre todo cuando los autobuses se llenan y el
roce se vuelve prácticamente inevitable. En torno al 11% de la población israelí
practica esta corriente del judaísmo.
Los mehadrín recorren los barrios ultraortodoxos y conectan las
ciudades y asentamientos de mayoría religiosa. Estos autobuses están abiertos
sin embargo al uso del público general.
"Un operador de transporte público, como cualquier otra persona, no
tiene derecho a ordenar, pedir o decir a ninguna mujer dónde se puede sentar
solo por el hecho de ser mujer", indicó el juez Elyakim Rubinstein en su
sentencia, según recogían ayer las ediciones digitales de la prensa israelí.
"Ellas deben sentarse donde quieran", sostuvo y añadió: "Cuando
releo estas líneas me pregunto cómo es que ha hecho falta escribirlas en el
Israel de 2010. ¿Es que han vuelto los días de Rosa Parks, la mujer
afroamericana que provocó el colapso de la segregación racista en un autobús de
Alabama en 1955?".
Orly Erez-Likhovski, la abogada que llevó el caso a los tribunales mostró
ayer su satisfacción. "Es una gran victoria para los que creemos en la
libertad y en la igualdad", dijo por teléfono. Erez-Likhovski, que forma
parte del Israel Religious Action Center, que defiende la libertad religiosa,
explica que el Ministerio de Transportes y las compañías de autobuses estarán
obligadas a proteger a las mujeres que decidan entrar por la puerta delantera
del autobús y a las que no quieran sentarse en la parte de atrás.
Los autobuses deberán además colgar un cartel que diga que cada pasajero
puede sentarse donde quiere y que aquellos que ataquen -de forma física o
verbal- a las mujeres y que les obliguen a sentarse en la parte trasera cometen
un delito.
Pese a la alegría de Erez-Likhovski, la
victoria legal no ha sido total para los detractores de las líneas mehadrín.
Algunos analistas apuntaban ayer que será muy difícil que se cumpla la
sentencia de forma voluntaria. Y en cualquier caso, lo que ha quedado claro es
que, por el momento, los autobuses segregados seguirán existiendo y funcionando
para dar servicio a la creciente población ultraortodoxa israelí.
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